Y veo tu cara empapada en llanto, lágrimas que caen en mi ausencia, cuando yo estoy muerto y no soy capaz de calmar tu ansias de gritar y romper ventanas.
Y si cambiase el transcurso del destino y viviese, ahora estaríamos juntos en este porche, mirando como el sol de otoño muere tras las montañas, y quizás nuestras lágrimas fuesen de alegría.
Y envejecer juntos, dormir juntos, observar como nos vamos arrugando con los días, inevitablemente. Pero no es posible ese placer intenso, y no es posible un final feliz para esta historia, porque yo me voy y tú lamentas mi partida; tras tantos años juntos el destino te quita mi compañía, y es como si el corazón tuviese frío y tiritase demasiado, ahora tus fuerzas menguan y tus emociones callan, eres una mariposa consumida, pero sigues siendo tan hermosa como siempre.
No sé si existirá el cielo.
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