lunes, 21 de febrero de 2011

Nadie hablará de nosotros cuando ya no estemos (o cómo estar presente en un futuro condicionado)


Al principio como en todo comienzo,
como en cada suspiro,
como si todo valiese,
como si el mundo fuese un "aún queda tiempo"

Y me pregunto,
me desvelo,
me derrito algún segundo,
me etiqueto de inoportuno,
me sorprendo dejando los trastos sin ordenar y
duele mucho, casi siempre.

Ya no es como antes,
con luz de sol muerto,
de sol olvidado
o sol que ya no calienta tanto.

Ya no es como siempre,
como si nuevo,
como si me sorprendo,
como si me asfixiase de valentía,
como si bueno, después de todo, no cuento las horas (con los dedos)

Y, en mi opinión,
no importa mucho,
nunca ha importado,
el tiempo pasa,
el tiempo dice,
el tiempo sigue,
el tiempo nos corroe y distancia,
pero el tiempo es nuestro amigo, ¿verdad?
el tiempo es lo único que queda cuando no estamos,
aunque sea un tiempo vacío de algún susurro intacto en labios.

Y me cuesta reconocer estas cosas que,
casi todos,
habituando (malas) costumbres,
creemos que pasan por naturaleza,
como si las (putas) casualidades,
fuesen dictados de conciencia.

Yo me recreo en la idea de que perdemos,
poco a poco,
a momentos inoportunos,
a sonrisas y lágrimas,
a horas y segundos,
perdemos,
sin saberlo.


Y sin saberlo, también creemos que vivimos. A fin de cuentas, desde el principio, estamos absolutamente seguros de que esto no es un sueño, aunque no hayamos despertado todavía. Porque, siendo sinceros, no podemos correr tantos riesgos gratuitos de posibles accidentes. No podemos correr descalzos con el suelo lleno de cristales rotos. No podemos gritar más alto, porque tenemos la sensación de estar afónicos de alguna carencia sentimental que nos oprime.



Where is my mind? Fuck u

2 comentarios: