jueves, 3 de marzo de 2011

Breve introducción a la locura



...sus labios pronunciaron una promesa de hielo, hoy se derrite sola e incumplida en mi corazón ¿Dónde quedó la felicidad que mencioné estar buscando? creo que la olvidó. Si preguntáis por qué estoy triste ante esta hoja, regando las palabras que sangra la razón, no sabría explicarme, lo dudo, sólo sabría decir que algo pasó y no salí bien parado.

El atardecer nunca me resultó tan bipolar.

Me he levantado y el sueño seguía vivo, intacto en la atmósfera dormida con olor a realidad. Pobre de mi, pobre destino, pobre verdad; aún creo en los cuentos de hadas, sabiendo que la única magia que existe se apagó en algún rincón dormido, ya olvidado, consumido como las cenizas del cigarro, una noche de viento y frío. Silencio y soledad.


Sé que una de las posibilidades era esta; podía haber buscado sin encontrar. El reloj marca la hora punta y, como veis, sigo teniendo rotas esperanzas, trozos de un cristal desprendido de la necesidad de pensar que el mundo sigue siendo perfecto, que no duele, que no mata, que nos gusta y termina haciéndonos sonreír.

He perdido la fe en las promesas, creer que si me miras y me dices algo lo cumplirás. Ya es hora de que acepté que la magia es cosa de niños, que yo he crecido y esa vida no me viene; que sólo ciertas personas suelen brillar cuando la luz se apaga y el mundo suele aterrar. Que sólo ciertas personas resisten los terremotos de la conciencia y la presión del alma, que busca escapar de la coraza del cuerpo que oprime con insistencia.

Me apetece volar.

A veces llueve en mi mente y nada me parece justo. Me peleo con el mundo y siempre pierdo, nunca ganaré, pero nunca entenderé que he perdido. En ese caso, me pregunto si moriré cuando entienda que hoy es mañana, que no hay más palabras que buscar, que no hay más sumas que realizar, que el destino es la copia, de la copia, del presente que vivimos.

He perdido el afecto que sentía hacia mi héroe, pero nadie me hace caso y nadie lo va a entender. Sigo perdiendo el tiempo sabiendo que ya no quedan minutos en este viejo reloj.



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