miércoles, 20 de julio de 2011

El Gran Cañón


Hemos perdido el morbo de cuando nos conocimos. Creo que todas las relaciones terminan tarde o temprano, acaban perdiendo el interés y se apagan, dejamos de necesitar tantos amigos y reducimos los números de teléfono a los que necesitamos diariamente, que no son muchos. Luego guardamos las fotografías en un armario y las dejamos reposar algunos años, no se borran pero se olvidan, las fotografías no se borran pero si los sentimientos y los recuerdos que en algún momento fueron nuestros y que ya no son de nadie. Y luego, para colmo, pasa el tiempo y nos dice que tenemos que hacernos viejos, que tenemos que hacernos amigos de las revisiones de próstata y de algunas pastillas con nombre extranjero con las cuales tendremos que aprender a comunicarnos, y sucede que pasamos los últimos años de nuestra vida en perfecta sincronización con el medio, nunca pensé hablar más de dos o tres idiomas.

Por una parte me cuesta pensar que la vida sea tan sencilla, no tiene gracia, no tiene emoción, no tiene sentido seguir viviendo de este modo; por eso creo que hay algo de magia en todo lo que hacemos, quizás es una simple y triste excusa para darle cuerda al reloj; yo nunca he creído en Dios pero creo que, sea como fuere, todos creemos en uno, y en una religión, y en unos mandamientos; todos tenemos una vida y ésta tiene sus motivaciones y sus razones, no importa que sean irracionales. Todos tenemos alguna excusa por la que vivir.

Hacerse viejo es un proceso muy hermoso. Hay gente que teme envejecer porque dice que con los años se pierde la magia y el interés por la vida, ya sabéis, ese viejo dicho de que lo que dura termina aburriendo, me parece absurdo. ¿Qué sería de nuestra perspectiva de la vida si fuésemos eternamente jóvenes? No, no me haría ninguna gracia ser joven eternamente... sería muy aburrido. 

He tenido la extraña necesidad de comunicaros que la vida es maravillosa. Sí, sé que suena muy cursi y que las cursiladas no son bien recibidas en estos tiempos de guerras petrolíferas y cotizaciones en bolsa, pero me alegra saber que hay cosas que nunca cambian, que siguen igual. Me reconforta saber que hay fotografías que no pierden su encanto. La vida es como una de esas fotografías, va a suceder en algún momento, va a suceder que nos llenaremos de polvo en un armario que se olvidará con el tiempo, pero mientras tanto, tengo la extraña sensación de que la vida es terriblemente conmovedora, como una puesta de Sol en el Gran Cañón y, además, me alegra saber que quiero estar ahí cuando suceda, cuando termine en el viejo armario del polvo, cosa que ocurrirá inevitablemte, no importa. La vida no tiene gracia si no se acaba.


jueves, 7 de julio de 2011

El poder de la decisión y sus consecuencias


El mundo debe parecerme cruel. Intentas reivincidar tu vida y terminas prejubilándote con 17 años en tu habitación, porque cuando reivindicas tu Universo te das cuenta de que sobra todo; y ahora todo lo que queda de mi se puede encontrar en mi habitación, sobre una cama y dentro de un armario, eso es todo lo que queda. Después de todo el Universo no debe de ser tan grande.

La cuestión querido Hamlet no es ser o no ser, quizás en otro tiempo sí que lo fuese, pero ya no. Ahora querido Hamlet la cuestión es si reivindicar o no hacerlo. La decisión es más difícil de lo que puede parecer a simple vista; la gente tiende a decir que reivindicar es el camino hacia la paz espiritual, hacia el bienestar, en serio, que se vayan con sus ideas a tomar por culo. Las consecuencias de reivindicar pueden compararse a las consecuencias de formatear un ordenador, pero cuando reivindicas tu vida las consecuencias son más catastróficas, tu vida se queda vacía. Por eso precisamente ahora mi Universo queda reducido a mi habitación, porque no me queda mucho. Cuando reivindicas tu vida te das cuenta de que la mayoría de cosas que tienes no sirven: no sirven los amigos, se acabaron los sueños, no te quedan esperanzas, los proyectos de futuro forman parte del pasado, las fantasías son placeres sintéticos y tus creencias e ideas se rompen con suma facilidad... ¿Qué sucede cuando haces borrón y cuenta nueva con 17 años? sucede que te despiertas un día y no sabes muy bien quién eres.

Jack decía que la autodestrucción conlleva evolución; temo pensar que me tomé esas palabras al pie de la letra y ahora solo soy ruinas y cenizas. Soy lo que queda de lo que fui y no me importa, pero nadie me dijo que lo difícil no era derrumbar los esquemas de tu vida sino mentalizarte de que, desde el momento en que renuncias a todo, tienes la sensación de que nunca tuviste nada. Mi vida es como un flash, puedo resumirla es unos segundos si me lo permitís pero no... no estoy con el ánimo de contaros cómo es mi habitación. 

Y ahora sólo queda sacar conclusiones. Sólo queda respirar hondo y sacar fuerzas de dónde sea. Sólo queda cerrar los ojos y preguntarme por qué, por qué hice esto, por qué renuncié a todo por nada. A veces tengo la sensación de que estoy a punto de encontrar una bonita razón para explicarlo todo; es como estar a punto de encontrar la respuesta a la puta pregunta que tienes en la cabeza desde hace tiempo, pero resulta que todo se queda en una sensación, no encuentro una razón y quizás eso es lo peor que me está pasando.

¿Habéis visto alguna vez una de esas muñecas rusas? Están huecas y en el interior esconden otra muñeca que a su vez esconde otra muñeca y otra, y otra... pues podría decirse que yo soy como la última muñeca que queda: no tengo nada dentro. ¿Sabéis? estar así es lo mejor y lo peor que me ha pasado, soy capaz de ganarlo todo y desgraciadamente no me quedan muchas cosas que perder.

No quisiera que tengáis en vuestra mente la imagen del chico que ve el vaso siempre medio vacío, curiosamente siempre veo el lado positivo de la vida, pero a veces las cosas se tuercen más de lo que acostumbran y terminas despertándote un día sin saber muy bien qué hacer, cuál es el siguiente paso, qué espera el mundo de ti o qué debes esperar tú del mundo. Un día despiertas y de repente todo tu Universo se reduce a las cuatro paredes de tu habitación donde lo tienes todo y no tienes nada, donde te sientes poderoso al saber que tienes el poder de decidir sobre tu vida y humillado al comprobar que las consecuencias de tus decisiones no dependen de ti y, curiosamente, no dependen de nadie.

lunes, 4 de julio de 2011

El camino



Caminaba en silencio pero sus pensamientos hablaban. Hablaban de lo rápido que se pasa la vida, de lo rápido que se terminan las historias y de que algunos capítulos se quedan colgados. Cuando morimos todos nos quedamos esperando algunos segundos más, queremos un poco más... y no hay más. ¿Cómo será morir? la verdad es que no lo sé, nunca me ha pasado.

La vida es como un río, decía. Un río que cruza un inmenso país, un inmenso mundo. Y mientras el rió cruza el país el paisaje va cambiando, pero no el río. El río termina desembocando en el mar y, entonces, del río ya no queda río sino la indescifrable historia del mundo. Todos nos ahogamos si el mar es muy profundo.

Ella también me dijo que la vida era un camino, pero no me dijo dónde terminaba, creo que no lo sabía. ¿Cómo saber dónde termina un camino si nunca nadie lo terminó? Yo creo que la vida es un camino que lleva hasta donde nadie sabe llegar si no es con el paso del tiempo. El tiempo no sólo lo cura todo sino que además lo termina. Y cuando el camino (la vida) termina, lo único que queda es... la verdad es que no queda nada. El camino tiene un final y es bien sabido que los finales terminan las cosas.

Y sobre si luchar o no, sobre si cumplir nuestros sueños o no; porque veréis, si todos terminamos en el mismo mar no merece la pena retrasar lo inevitable. Todos terminamos siendo polvo y el polvo no es algo agradable, es más, cada vez hay más productos para terminar con el polvo, ese es el aprecio que nos queda en el mundo cuando estamos muertos: productos de limpieza.

Y luego recordé aquellas palabras, creo que me las dijo ella, porque ella me habló mucho sobre la muerte, quería que estuviese preparado para no sorprenderme, pues "La muerte -me decía- es una palabra que no esconde nada, es una palabra hueca. La única palabra que no podemos experimentar, morimos antes de hacerlo."

Y creo que así es la vida; sólo puedo hacer conclusiones sobre ésta. ¿Cómo vas a estar seguro de dónde termina el camino si nadie lo ha terminado nunca? y lo peor de todo es que cuando lo terminemos ya estaremos muertos y el viejo cliché de no saber nada seguirá así hasta... hasta siempre. A esto concluyo que el conocimiento que podemos tener sobre la vida y la muerte se reduce a las experiencias que tenemos en el camino, no al conocimiento que desprende la experiencia. 

Tempus fugit, me sorprende reconocer cuánta razón tienen estas palabras. Doy por dada la lección de hoy, ya puede usted suicidarse o vivir 100 años, su culo va a terminar en el mismo sitio, no obstante, si me permite un consejo, ya que su historia va a terminar tarde o temprano, le recomiendo que mientras la cosa funcione usted disfrute y tenga muchos hijos, que sea bueno (o no) no me importa, simplemente tenga algunos hijos y dígales que la vida no es el camino, sino el momento.


sábado, 2 de julio de 2011

No te olvides


Si algún día te acuerdas llámame, no lo olvides. No olvides que te quiero aunque tú no quieras; aunque no me quieras, digo. No te olvides de otra cosa; no te olvides de decir que me echas de menos, miénteme si hace falta, será nuestra mentira piadosa y yo seré feliz mientras tanto. No te olvides de cogerme de la mano, aunque te cueste, porque cuando te cojo de la mano me siento más fuerte, no sabría explicarlo. No te olvides de nuestro paseo nocturno, cuando la Luna está alta y los grillos cantan escondidos. No te olvides, por lo que más quieras, de que mi cumpleaños es el 5 de diciembre y soy alérgico a la vainilla. No te olvides de que no quiero regalos, sólo quiero que vengas y te quedes esa noche y por la mañana comamos tortitas para el desayuno. No te olvides de la rutina de los corazones rotos, que tardan 368 días y 500 noches en olvidar. No, no te olvides de que me gusta escuchar a Sabina cuando me encuentro solo y no me siento a cenar con nadie. Me gustaría pedirte, ya de paso, que no te olvides de mi. No te olvides tampoco de lo que te dije hace tiempo: que te querría para siempre. No te olvides de que siempre cumplo lo que digo. Sabes, creo que el que debería olvidar soy yo. Olvidarte y dejarte ir y dejarme ir e irnos todos. Pero, antes de nada, no te olvides de llamarme.

 


Para Natalia





 



viernes, 1 de julio de 2011

Ella



Ella que se sentía sola; se sentía como con los ojos apagados y la sonrisa de lo que le hacía reír, pero Ella ya no se reía. Ella se sentaba en aquel sillón que hoy sigue nuevo, pero Ella ya era vieja. Ella y su andar inoportuno, su andar inquieto, el andar de no poder correr más lejos. Ella ya no hablaba mucho. Ella me enseñó que vale más un silencio que mil palabras, el silencio y observar; observando el mundo no parece tan feo. Ella a la que quiero tanto. Ella a la que no voy a poder escribirle algo digno. Ella que va a tener guardado un recuerdo para siempre. Ella que estará cuando no esté y quedé la cama vacía y la habitación fría. Ella que quedará en mi como yo mismo. Ella que se hizo cicatriz con el tiempo. Ella que aún guardaba el perfume que le regalé hace tanto. Ella que aún soñaba con sus muñecas de porcelana. Ella que me miraba tan fijamente. Ella que me regalaba caramelos. Ella que me cogía fuertemente la mano. Ella me dijo que no todos los finales terminan con las mismas letras.  



 Dedicado a Ella, esté donde esté.