lunes, 4 de junio de 2012

Una crisis de naturaleza existencial


Tengo 18 años, unos cuantos meses, unos cuantos días y unas cuantas horas. Y sus respectivos cientos de sueños e ilusiones que esperan, tan vibrantes, ser realizados. Soy un palpitar severo y constante de todo aquello que quiero ser, y no soy. No soy por las condiciones y las contradicciones. Ojalá en esta vida pudiésemos ser aquello que somos. Digo, aquello que somos en nuestros sueños, en aquel lugar que no es sino cuando dormimos; o, por otra parte, en aquel lugar que pensamos, donde existimos sin existir como existimos.

He tenido unas duras crisis existenciales estos últimos días. Crisis que vienen con esas preguntas que te posicionan en el borde de un precipicio, un precipicio al que no puedes saltar, un precipicio que sólo puedes contemplar. Contemplar el abismo y sentir el vértigo. Y sentirte vivo. Es como una tortura. 

Me levanto sin saber muy bien qué hacer, quién soy o quién quiero ser. Siempre desayuno una crisis de identidad. Y esa sensación de incomodidad hacia una identidad tan levemente caracterizada se prolonga durante todo el día. Así que todo el día soy un par de incógnitas que no pueden ser despejadas. Un mar de heridas que no son tratadas. Ojalá llegasen un par de respuestas para saciar el apetito de vivir, porque ahora mismo no vivo, desvivo en una vida que naufraga. Quizá sea mucho lo que pido.

Y respecto al amor, del que siempre he creído que es la respuesta, creo que en mi vida sólo me ha llegado de forma fragmentada. Como un aperitivo. Como el entrante de algo que no termina de entrar. Como la dosis de algo que no consigue generar en ti ningún juicio crítico. Y es siempre ese constante dubitar. El masoquismo de creer en algo que nunca has experimentado, pero supongo que todo es cuestión de fe. Cuestión de esperanza.

Y esta es mi vida. Un ser o/y no ser. Un ir y venir, sin saber muy bien qué hacer o a qué atenerse. Y a veces me derrumbo, y otras me alzo entre ciertos aires de victoria. Pero nada dura, ni las ruinas ni los cimientos. Y quizá eso sea lo peor, que soy un indispuesto presente. Un culo de mal asiento en la silla del mundo. Una crisis de naturaleza existencial.


3 comentarios:

  1. Yo creo entenderte muy bien, eso creo. Porque estoy en una situación parecida y es una situación difícil.. hay que echarle huevos y poner sobre la mesa que es lo que se quiere y se sueña y luchar hasta morir por conseguir eso.. es el consejo que te dejo. A veces es dificil si, pero nada es imposible. Y estoy seguro que aunque tengas dudas en muchisimas cosas, dentro de ti hay cuatro o miles de cosas seguras, por las cuales quieres luchar.


    Saludos!
    :)

    ResponderEliminar
  2. Leí esto y es como sí encontraras lo que sientes escrito por otra persona. Me ha encantado.

    ResponderEliminar