domingo, 5 de mayo de 2013

Feliz día, supongo


Se puso a llorar. "¿No te ha gustado la colonia?", le preguntaron, y no respondía. Pero yo sabía que no era la colonia, no, qué va, era el tiempo que llevaba sin ver a su hijo. El tiempo y la distancia se han dedicado a joder muchas cosas bonitas. Así, de repente, un 5 de mayo, un Día de la Madre, te das cuenta de cuánto ha llovido, y de cuántas cosas ha arrastrado la lluvia. Te das cuenta de lo cambiados que estamos; de lo corroídos y distorsionados que hemos quedado. Ya no sonreímos igual, ni siquiera lloramos como antes. No, ya nada importa tanto, y sólo cerramos los ojos con la esperanza de volver, aunque sea unos segundos, a aquellos días en los que lo hacíamos todo juntos: excursiones al pueblo, comidas los domingos, la cena de Nochevieja, las paellas en verano... Siempre digo que sería bonito olvidar pero, hay cosas, recuerdos, que siguen manteniéndonos vivos. Y gracias.


1 comentario:

  1. Ojalá que los motivos para estar vivos ganen siempre a los otros. Los malos.

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